Viaje a Arjona y Porcuna
El día 21 de noviembre el Centro de Educación de Adultos realizó (dentro de la
programación de sus actividades culturales complementarias) un viaje lúdico-cultural
a La Ciudad de Arjona y Villa de Porcuna.
Salimos temprano por aquello del refrán: “A quién madruga...” y por aquello de
que nos quedaban como dos horas de viaje hasta alcanzar nuestro destino. ¡Algarabía
infantil!, siempre, ¡algarabía infantil! la de los autocares. Es curioso, es una especie
de grito de libertad, como el de los niños cuando salen al recreo.
A mitad de camino, parada ,desayuno y breve descanso. El sitio elegido ,poco
espacioso. Pero eso no es fruto de la casualidad. Estaba elegido así para fomentar el
acercamiento, para facilitar el contacto, conocimiento y relación entre las gentes de
los distintos pueblos que formamos el Centro. ¡Aquí todo es causal!
Se accede a estos pueblos , yendo desde Granada, dejando a Jaén a la derecha y
tomando una carretera nacional que nos sumerge en un mar de olivos, o mejor dicho
dado el año de sequía en “un mal de olivos” que tapizan las suaves lomas que
impiden una visión más amplia del paisaje.
Es un campo cuidado, mimado, que declara la importancia , el protagonismo para
la economía de la zona que tiene este árbol de connotaciones sacras. Vienen a la
cabeza, pues anduvo por aquí, cerca, aquellos versos de Machado en los que recoge
la veneración, el respeto hacia el árbol milenario que alimenta, ¡tahona de tantas
casas!:
Olivares, Dios os dé
los eneros
de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
activo, sin apenas gente en sus calles de limpieza inmaculada, como engalanadas
para recibir al visitante que en agradable paseo quiera leerlas con los pies. Declara su
arquitectura, y lo comprobamos más tarde, esa influencia de la reconquista temprana
y diferente, comparando este hecho con la reconquista definitiva , (tres siglos
después) del reino de Granada.
Guiados por dos extraordinarios y apasionados “Cicerones”, dos guías vaya,
entramos en el Ayuntamiento. Es nuestra primera visita.
Edificio curioso, Neoclásico aunque con un “Manierismo”contemporáneo
podríamos decir, si es que el término fuese aplicable. Me explico, hay un “totus
revolutus” que al final lo hace interesante, encantador en algunos rincones, solemne,
pretencioso, familiar...¡ una especie de “mueble bar” al que terminas mirando con
cariño.
En el Ayuntamiento encontramos alguna sorpresa agradable como el retrato del
Conde de Padul, condado otorgado a sus antepasados por Felipe II por aquella
defensa numantina contra la sublevación morisca del enclave de Padul .
Descendiente ligado a la historia de Arjona, y que posa en esa actitud solemne que le
prestan al retrato el blanco y negro y el sepia.
Continuamos visita caminando en agradable paseo hasta El Cementerio de los
Santos, antigua iglesia de dos plantas con espadaña dedicada hoy al museo y
memoria de los mártires San Bonoso y San Maximiano, patronos del pueblo y cuya
repercusión convirtió a Arjona en lugar de peregrinación religiosa. Así lo atestigua la
cruz traída siglos atrás por gentes de Montefrío y que en la actualidad preside una
amplia y agradable plaza ornamentada con naranjos y que le confieren una armonía
cromática de influencia sevillana.
En El Cementerio vemos una cripta abovedada, sobria, muy sobria, sobre la que
contrasta presidiendo y ocupando la pared frontal un retablo de yesería de un barroco
colonial que supone un contrapunto extraño, reseñable por la originalidad de la
influencia. En la planta superior el museo con las reliquias, exvotos , casullas de
ricos bordados y vitrinas...vitrinas llenas de huesos humanos en exposcisión macabra
que recuerdan tanto la santidad de los mártires como la crueldad y perversión del ser
humano. Bondad y maldad que siempre, donde habite el hombre y en todos los
tiempos , irán cogidas de la mano. No soy yo muy entusiasta de este tipo de
exposiciones públicas, de esta contemplación del dolor y el sufrimiento como
elementos de conmoción a la que tan aficionado se es en estas tierras del sur. Hace
buen día, quiero respirar y prefiero mirar la plaza, la vida, los naranjos, el cielo azul
de un día espléndido y a los lejos en lontananza los olivos, siempre los olivos sobre
los ocres otoñales que también me llenan de vida.
En un rincón de la plaza, y olvidadas ya las tétricas visiones anteriores, La Piedra
de los Deseos. Curiosa historia la suya, leyenda moderna y nueva a la que el tiempo
irá adornando para conferirle credibilidad, misterio y magia. Es una gran piedra
redonda, una bola del mundo porosa que permite el abrazo, donada para el pueblo por
Juan Eslava Galán , ilustre escritor y pensador nacido en estas tierras. A la dicha
piedra, de la noche a la mañana se le ha condedido el poder de ser milagrosa, de
conceder deseos. Si sigues el ritual tienes el privilegio de pedirlos, lo difícil será que
tengas el don de su concesión. Ya me contaréis. Has de pedir tres, y tres pedimos,
entre risas , superstición, incredulidad y juego , casi todos los que estábamos por allí .
Y digo yo, que a fuerza de ser originales, a la susodicha piedra le podían haber dado
el don de conceder cuatro, o cinco, o dos. ¿Siempre han de ser tres? Parece que es el
número mágico de concesiones para “genios”, “hadas”, “duendes” “santos“y otros
elementos de la naturaleza que tienen la capacidad de administrar peticiones. Se diría
que ninguna de esas criaturas fueron a la escuela el día que el maestro explicó el
cuatro o el cinco. ¡Tres, siempre tres! En fin...echamos un rato de risas, que siempre
está bien.
De ahí, al Aljibe, restaurada e impresionante por sus dimensiones, y al Museo de la
Costumbre. Salto atrás en el tiempo, no tanto que la mayoría de la gente no
reconociera por experiencia personal lo allí expuesto: Trillas, aperos , herramientas,
cuartillas, celemines...Recuerdos de tiempos cercanos de brega y dureza, de lucha por
el trozo de pan siempre escaso, de trabajo de hombres y de niños hechos hombres
para el trabajo . Tiempos de niños yunteros ( como escribiera M. Hernández) .
Hace más de dos horas que sonaron las campanadas del ángelus. Quiero decir que
ha llegado la hora de reponer fuerzas para el viajero y para muchas viajeras que en
lenta procesión se encaminan hacia el refectorio, con la esperanza de que las viandas
y el yantar restablezcan ánimos, repongan fatigas, mitiguen asperezas del camino,
alegren los espíritus (ya suficientemente alimentados) y asienten emociones de lo
vivido.
Nada confraterniza más que compartir mesa, que compartir el pan de siempre.
Regocijo general. Calma. Alegría.
Cae la tarde más deprisa de lo esperado, así que nos encaminamos, de nuevo
resolutivos, hacia la Ciudad de Porcuna pues tal es el título que ostenta por
concesión de Alfonso XIII.
Llegamos y nos sorprende un pulcro parque de construcción moderna y que se me
antoja ha de ser lugar de encuentro y esparcimiento de los habitantes del pueblo. Al
fondo un impresionmante mirador para de nuevo navegar en el océano de olivos.
La misma impresión de pueblo limpio y cuidado que la recibida por la mañana en
Arjona.
Nos esperan dos guías. He de confesar que me quedé rezagado en el parque y que
me incorporé a la visita un poco más tarde, pero suficiente para ver la Parroquia de
la Asunción, impresionante inglesia por su tamaño y por su enclave privilegiado en
una plaza más castellana que andaluza. Sobre la bóvedad del Altar Mayor se puede
observar un elegante fresco de Julio Romero de Torres, predominio de tonos celestes
pues está dedicado a la Asunción sobre una sencilla composición que le confiere un
gracejo casi infantil . No me llamaron tanto la atención otros dos murales del mismo
artista que ocupan sendos laterales de la iglesia. Tienen la importancia del autor más
que de la obra. Reseñable, en todo caso, la presencia del entonces joven artista
cordobés por estos lares.
Visita al Pósito, recuperado para la futura sede del Museo Local y camino a los
autocares . Es merecedora Porcuna de visita más sosegada que la girada hoy, pero la
tarde avanza inexorable y es la hora del regreso .
Menos algarabía que a la salida. El cansancio nos puede, la tarde se convierte en
noche, de pronto, como si un capotazo negro se la tragase, y se apaga la grata, la
relajante vista de esta Andalucía tan lejana y tan cercana, tan desconocida entre
nosotros, tan sorprendente en pequeños rincones como los que hoy hemos
descubierto.
Hay silencio en los autocares, como si fuésemos asimilando lo visto, lo vivido.
Son las nueve, ya estamos en el pueblo, en los pueblos. Para que conciliéis el sueño,
me permito regalaros esta nana:
¡ Desde el olivar,
tres autocares
de regreso van!
Con equipaje de historias
que tus piedras encantadas,
pusieron en la memoria
de una Arjona enamorada.
¡ Desde el olivar,
tres autocares
de regreso van!
Con el sabor de un buen día
que tus calles de aceituna,
hicieron que fuera mía
esa magia de Porcuna .
¡Desde el olivar,
tres autocares
En El Valle están!
Me queda, nos queda, daros las gracias por vuestro comportamiento no sólo de
adultos , sino como Adultos de un Centro Educativo .
¡Seguid siendo ese ejemplo de entusiasmo!
Texto aportado por: D. Mariano Urbano Martín
Santos, antigua iglesia de dos plantas con espadaña dedicada hoy al museo y
memoria de los mártires San Bonoso y San Maximiano, patronos del pueblo y cuya
repercusión convirtió a Arjona en lugar de peregrinación religiosa. Así lo atestigua la
cruz traída siglos atrás por gentes de Montefrío y que en la actualidad preside una
amplia y agradable plaza ornamentada con naranjos y que le confieren una armonía
cromática de influencia sevillana.
En El Cementerio vemos una cripta abovedada, sobria, muy sobria, sobre la que
contrasta presidiendo y ocupando la pared frontal un retablo de yesería de un barroco
colonial que supone un contrapunto extraño, reseñable por la originalidad de la
influencia. En la planta superior el museo con las reliquias, exvotos , casullas de
ricos bordados y vitrinas...vitrinas llenas de huesos humanos en exposcisión macabra
que recuerdan tanto la santidad de los mártires como la crueldad y perversión del ser
humano. Bondad y maldad que siempre, donde habite el hombre y en todos los
tiempos , irán cogidas de la mano. No soy yo muy entusiasta de este tipo de
exposiciones públicas, de esta contemplación del dolor y el sufrimiento como
elementos de conmoción a la que tan aficionado se es en estas tierras del sur. Hace
buen día, quiero respirar y prefiero mirar la plaza, la vida, los naranjos, el cielo azul
de un día espléndido y a los lejos en lontananza los olivos, siempre los olivos sobre
los ocres otoñales que también me llenan de vida.
En un rincón de la plaza, y olvidadas ya las tétricas visiones anteriores, La Piedra
de los Deseos. Curiosa historia la suya, leyenda moderna y nueva a la que el tiempo
irá adornando para conferirle credibilidad, misterio y magia. Es una gran piedra
redonda, una bola del mundo porosa que permite el abrazo, donada para el pueblo por
Juan Eslava Galán , ilustre escritor y pensador nacido en estas tierras. A la dicha
piedra, de la noche a la mañana se le ha condedido el poder de ser milagrosa, de
conceder deseos. Si sigues el ritual tienes el privilegio de pedirlos, lo difícil será que
tengas el don de su concesión. Ya me contaréis. Has de pedir tres, y tres pedimos,
entre risas , superstición, incredulidad y juego , casi todos los que estábamos por allí .
Y digo yo, que a fuerza de ser originales, a la susodicha piedra le podían haber dado
el don de conceder cuatro, o cinco, o dos. ¿Siempre han de ser tres? Parece que es el
número mágico de concesiones para “genios”, “hadas”, “duendes” “santos“y otros
elementos de la naturaleza que tienen la capacidad de administrar peticiones. Se diría
que ninguna de esas criaturas fueron a la escuela el día que el maestro explicó el
cuatro o el cinco. ¡Tres, siempre tres! En fin...echamos un rato de risas, que siempre
está bien.
De ahí, al Aljibe, restaurada e impresionante por sus dimensiones, y al Museo de la
Costumbre. Salto atrás en el tiempo, no tanto que la mayoría de la gente no
reconociera por experiencia personal lo allí expuesto: Trillas, aperos , herramientas,
cuartillas, celemines...Recuerdos de tiempos cercanos de brega y dureza, de lucha por
el trozo de pan siempre escaso, de trabajo de hombres y de niños hechos hombres
para el trabajo . Tiempos de niños yunteros ( como escribiera M. Hernández) .
Hace más de dos horas que sonaron las campanadas del ángelus. Quiero decir que
ha llegado la hora de reponer fuerzas para el viajero y para muchas viajeras que en
lenta procesión se encaminan hacia el refectorio, con la esperanza de que las viandas
y el yantar restablezcan ánimos, repongan fatigas, mitiguen asperezas del camino,
alegren los espíritus (ya suficientemente alimentados) y asienten emociones de lo
vivido.
Nada confraterniza más que compartir mesa, que compartir el pan de siempre.
Regocijo general. Calma. Alegría.
Cae la tarde más deprisa de lo esperado, así que nos encaminamos, de nuevo
resolutivos, hacia la Ciudad de Porcuna pues tal es el título que ostenta por
concesión de Alfonso XIII.
Llegamos y nos sorprende un pulcro parque de construcción moderna y que se me
antoja ha de ser lugar de encuentro y esparcimiento de los habitantes del pueblo. Al
fondo un impresionmante mirador para de nuevo navegar en el océano de olivos.
La misma impresión de pueblo limpio y cuidado que la recibida por la mañana en
Arjona.
Nos esperan dos guías. He de confesar que me quedé rezagado en el parque y que
me incorporé a la visita un poco más tarde, pero suficiente para ver la Parroquia de
la Asunción, impresionante inglesia por su tamaño y por su enclave privilegiado en
una plaza más castellana que andaluza. Sobre la bóvedad del Altar Mayor se puede
observar un elegante fresco de Julio Romero de Torres, predominio de tonos celestes
pues está dedicado a la Asunción sobre una sencilla composición que le confiere un
gracejo casi infantil . No me llamaron tanto la atención otros dos murales del mismo
artista que ocupan sendos laterales de la iglesia. Tienen la importancia del autor más
que de la obra. Reseñable, en todo caso, la presencia del entonces joven artista
cordobés por estos lares.
Visita al Pósito, recuperado para la futura sede del Museo Local y camino a los
autocares . Es merecedora Porcuna de visita más sosegada que la girada hoy, pero la
tarde avanza inexorable y es la hora del regreso .
Menos algarabía que a la salida. El cansancio nos puede, la tarde se convierte en
noche, de pronto, como si un capotazo negro se la tragase, y se apaga la grata, la
relajante vista de esta Andalucía tan lejana y tan cercana, tan desconocida entre
nosotros, tan sorprendente en pequeños rincones como los que hoy hemos
descubierto.
Hay silencio en los autocares, como si fuésemos asimilando lo visto, lo vivido.
Son las nueve, ya estamos en el pueblo, en los pueblos. Para que conciliéis el sueño,
me permito regalaros esta nana:
¡ Desde el olivar,
tres autocares
de regreso van!
Con equipaje de historias
que tus piedras encantadas,
pusieron en la memoria
de una Arjona enamorada.
¡ Desde el olivar,
tres autocares
de regreso van!
Con el sabor de un buen día
que tus calles de aceituna,
hicieron que fuera mía
esa magia de Porcuna .
¡Desde el olivar,
tres autocares
En El Valle están!
Me queda, nos queda, daros las gracias por vuestro comportamiento no sólo de
adultos , sino como Adultos de un Centro Educativo .
¡Seguid siendo ese ejemplo de entusiasmo!
Texto aportado por: D. Mariano Urbano Martín
Muy bueno el reportaje y completo enhorabuena a los realizadores y actores
ResponderEliminarGracias Benito por tu comentario . Un saludo
ResponderEliminarlas fotos estan regular echas pero lo que se ve en ellas es muy bonito los edificios la gente parece que se lo esta pasando bien aunque con frio.
ResponderEliminarEl viaje muy bonito fantásticamente explicado por el comentario de Mariano
ResponderEliminarTodo muy bonito la ciudad
ResponderEliminarun viaje muy bonito y el Pueblo es muy bien
ResponderEliminarmuy bonito se lo pasaron muy bien
ResponderEliminarPues mira que bien, yo sigo más perdido que una cabra en un garage
ResponderEliminarMaravillosos pueblos y majestuosos monumentos!!!!.
ResponderEliminarSiento haberme perdido el viaje ya que hubiera merecido la pena
Soy una alumna del Padul kno fuy al viaje pero loe visto y es todo precioso me hubiera gustado verlo
ResponderEliminarun viaje muy bonito d una alumna d padul fue un viaje estupendo a q yo no pude y m ubiera gustado y
ResponderEliminarun viaje muy bonito al próximo me apunto
ResponderEliminarsoy una alumna del centro de adultos Padúl yo no estuve me gustaron mucho
ResponderEliminarcomo no fui al viaje por las fotos pienso que fue interesante una pena perdemelo siento mas pederme lo que esplicaran algo curioso me hubiera quedado no seme ocure nada mas.
ResponderEliminarLas fotos muy bonitas,yo no pude ir pero me habría gustado mucho. Soy una alumna de Padúl
ResponderEliminarYo no he ido al viaje por motivos de trabajo pero me ha parecido fantastico y las fotos muy bonitas y de lo q he podido leer ha estado muy bien organizado, a ver si al proximo puedo ir.
ResponderEliminarYo no he ido al viaje pero por lo que he podido leer y ver mi opinión es de que estaba, muy bien organizado, y fotos muy bonitas, de lo mas importante de Arjona.
ResponderEliminarBueno voy a ser breve en mi comentario pues no pude ir por lo que he leido y visto son dos pueblos muy bonitos y con historia destacando varias iglesias y cosas enblematicas de dichos pueblos en el cultivo dada la zona tenemos nuestros olivares con una producion de aceite de gran calidad me ha parecido un viaje muy especial
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