Certamen de Villancicos
Melegís, 2017
Como cada año, cuando el otoño se retira sigiloso, cuando el invierno
incierto nos acecha y antes de apagar las luces de nuestros centros por el
parón navideño, nos engalanamos, por no hacer ya mudanza en la
costumbre, para celebrar nuestro Encuentro de Villancicos. Vamos por el
vigésimo cuarto.
Son las cuatro de la tarde, un alegre bullicio se respira en cada uno de
los pueblos preparándonos para la invasión, para el tumulto más ordenado.
Hora de tomar los autobuses que este año nos llevan a Melegís que junto
con Restabal y Saleres forman El Valle, paraiso perdido y cercano y en el
que sabemos viven el día de forma más especial. Ellos son los anfitriones, y
nos reciben con la calidez, afecto y fraternidad que son patrimonio de sus
gentes y con el deseo , también, de que esta “Convivencia”sea emotiva,
lúdica, y agradable, tal es su intención al prepararla .
Y estarán las Albuñuelas, el pueblo de los tres barrios, tierra de viñas
según la bautizaron romanos y árabes. Como embajadoras de su historia y
testigos de su hoy vendrán sus gentes.
Y se asomará Cozvíjar ...
Tentación de una vereda
al paseo compañero.
Sonrisa de acequia vieja
y sombra de limonero.
Abrazos de sus callejas
con sus brazos maternales,
que pintan con casas blancas
los campos de tierras nuevas
y los verdes naranjales.
Romper su monotonía,
su tic-tac de cada día
con cualquier cosa que pasa.
Porque el tiempo se paró
cuando pasó por su plaza.
Porque en Cozvíjar... la calma.
Y desde el centro geográfico del Valle, junto al barranco del mismo
nombre aquí llega el remolino de calles estrechas y empinadas que forman
Chite y Murchas, que eternamente prestan su blancura a las tonalidades
verdes y pardas de los campos repletos de naranjos, limoneros y olivos.
Y la atalaya de Lecrín, Acequias. Invitando al viajero a su pasado hecho
presente. Y Béznar el pueblo que enamoró a pedro Antonio de Alarcón y del
que dijo:
..." nada más alborozado que aquel pueblecillo situado en medio del
valle, cuya espléndida lozanía verdegueaba al final de todas sus arábigas
callejuelas..."
Y cogidos de la mano Talará y Mondujar donde Moraima, Aixa, Muley
Hacén, Zoraya, Boabdil... escribieron, llenas de lágrimas, páginas de odios,
amores, pérdidas y tragedias por estas tierras.
Y Lecrín...
Sobre un mar de naranjas,
navegan cien velas blancas.
¡Y los patios, limoneros de sombra,
invitando a la calma!
Paz en la tertulia de la plaza,
capitanes antaño de viento y marejada.
El futuro camina por calles encaladas.
¡Y los patios, limoneros de sombra,
invitando a la calma!
Navega, Lecrín, navega
sobre tu mar de naranjas.
¡Que los patios, limoneros de sombra,
ya encontraron la calma!
Y desde Las Callejas, La Solanilla, Barrio de la Cruz y La Puntanilla,
cumplidoras y fieles a la cita como cada año, las gentes de Nigüelas llevando
con su presencia susurros de conversaciones de siglos que invitan al viajerro
curioso a pasear sus calles y vivir el diferente compás que marca su
tiempo.
Y de Padul , pueblo que siempre acaricia con atrevimiento a su Laguna
que lo pinta de verdes eternos, llegan sus gentes.
Si ayer fue llave, hoy es puerta. La Puerta del Valle. Puerta abierta de par
en par que invita y asegura estancia agradable.
Para dejarte pasar,
está “La puerta del Valle”
abierta de par en par.
Que Padul no es centinela
de las buenas voluntades.
Es corazón junto a ti,
corazón de navidades
esta tarde en Melegís.
Y esa fusión de Los Acebuches, Ízbor, Pinos del Valle y Tablate,
núcleos urbanos irregulares, de callejas que suben y bajan, a veces con
arquillos y callejones ciegos que recuerdan su pasado morisco.
Historia de trasiego de sus gentes para ganarse la vida. Vida siempre dura
en una naturaleza dura, que forjó el carácter acerado y noble de sus gentes.
Y Dúrcal...tendiendo puentes
y sobre los puentes, la gente.
Mis puentes, yo te los presto
para ir al otro lado,
para que cruce este Centro
del barrizal de la vida,
del egoísmo presente,
de la maldad concebida,
de las miserias del cuento
que nos provocan heridas.
Mis puentes, yo te los presto,
y sobre los puentes, la gente.
Te traigo el puente de “lata “
y el puente de la autovía,
y traigo la algarabía
de mi gente que es de plata.
Y al llegar a Melegís, remolino en la plaza, sonrisas anchas, saludos
afectuosos cómplices de los mismos sentimientos. Esos que hacen que cada
año, seamos capaces de, en un acto de generosidad, ponernos nuestras
mejores galas. Vestirnos de alegría compartida, de deseos sinceros de
bondad y esperanza.
Guitarras, panderetas, zambonbas...afinan su puesta a punto. Es la hora
de encaminarse a la Iglesia que siempre nos honra con su acogida . Todo
está preparado, el escenario magnífico, los intérpretes dispuestos a
relagalarnos sus villancicos, acto siempre de generosidad . Poco importa el
nivel de las diferentes actuaciones, todas nos ofrecen el regalo de su
presencia, ejemplo siempre de constancia, solidaridad y unión entre esta
“gran familia” que formamos en Centro de Adultos . Y que con actividades
como ésta ayuda a “calentar los corazones”, que a veces, tanta falta nos
hace. Que lo siga haciendo muchos años.
Y...Silencio, se canta. .
Los villacios ya suenan
con tintineos de alegría,
que no queremos disgustos,
que aquí no habite la pena.
¡Prosperidad cada día,
para mi Centro de Adultos!
Texto aportado por: D. Mariano Urbano Martín
Me ha parecido una descripción .... ejemplar. De todo un maestro. Luego seguiremos comentando, pero os aconsejo que lo leais. Una maravilla.
ResponderEliminarAnimo a que se siga el certamen de villancicos. No se pierda Vale la pena que continue y que siga por miles de años. Una forma de union con otros pueblos conocer gente un ambiente bueno y familiar. Es una maravilla
ResponderEliminarAnimo a que se siga el certamen de villancicos. No se pierda Vale la pena que continue y que siga por miles de años. Una forma de union con otros pueblos conocer gente un ambiente bueno y familiar. Es una maravilla
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