De ronda... por Ronda
(Texto de D. Mariano Urbano Martín)
Veintinueve de octubre, seis y media de la mañana. Los autocares, con sus zapatos de siete leguas, empiezan a recoger a los primeros viajeros, luego, serpentean por este Valle de mares verdes, que se ondulan adaptándose a sus lomas y montañas, en busca de la autovía, esa herida que lo atraviesa facilitando el trasiego de vehículos y personas.
Nos vamos a Ronda con el Centro de Educación de Adultos, que por no mudar en su costumbre, y buena diría yo, programa este viaje dentro de las actividades culturales del primer trimestre.
Amanece un día brumoso, aunque todos sabemos que se tornará en una jornada soleada, una especie de coda, de epílogo veraniego en estos otoños tan extraños, lo que hará que el día sea más agradable. Destacar que nos ponemos en ruta con puntualidad europea, puede ser el preludio de que la jornada se desarrolle de acuerdo a lo previsto y programado. Siempre existe el temor de que algo falle, sobre todo, cuando las cosas se programan a distancia y se depende de tantos pequeños detalles. Toquemos madera.
En los autocares, la algarabía infantil de siempre, la alegría contagiosa, ese grito de libertad tan reconfortante y relajante como necesario. Predisposición positiva ante la evasión de monotonías y cotidianidades.
Con la amanecida atravesamos los pueblos de La Vega para ascender un poco más renqueantes hasta Loja, que como casi siempre a estas horas está ornada de niebla. Basta aplicar el refrán para saber ya con certeza que el día será estupendo: “Niebla bajera, buen día espera” .
Parada, cola y reconfortante desayuno . Saludos y afectos encontrados por primera vez este curso.
Reiniciamos viaje para llegar a las llanuras de Antequera, que aún atravesadas por la modernidad, ofrecen , vestidas de otoño, un paisaje extraordinario. Abandonamos la autovía para tomar una carretera mucho más cortada, abrupta, que nos conduce quebrando el paisaje hasta nuestro destino, al que se le podía aplicar aquel verso de Lorca : “ Lejana y sola”.
Al fin, Ronda. Nos esperan cuatro guías que nos acompañarán en nuestro periplo divididos en otros tantos grupos . El cielo ya muestra sus azules, únicamente tamizado por un ligero celaje. Definitivamente, ¡buen día!
La impresión, las impresiones primeras, muy positivas. Hay ciudades que transmiten buenas sensaciones, que invitan al paseo calmo, que te abrazan como dándote la bienvenida...con Ronda pasa esto.
A la puerta del convento-iglesia de Las Carmelitas, iniciamos visista. Es un conjunto del siglo XVI de construcción armónica. Nos cuentan la historia de la “famosa” mano incorrupta de Santa Teresa, aquella mujer de voluntad férrea. Icono de fortaleza y disciplina. Sobre la mano decir que pasó de las Carmelitas de Ávila a la mesita de noche de Franco, que la tenía como una especie de amuleto, a su actual ubicación en esta iglesia rondeña para su custodia. En fin, no me conmueven a mí este tipo de asuntos a los que tan aficionada es nuestra cultura Católica.
Seguimos visita por la Alameda del Tajo. Agradabilísimo jardín de estilo árabe que invita al paseo sosegado. Lo forman cinco avenidas paralelas bordeadas de árboles centenarios que confluyen en una serie de balcones desde los que se contempla el espectacular paisaje de la Hoya del Tajo y la Serranía de Ronda. Destacar el balcón del “Coño”, llamado así al ser ésta la exclamación que produce su contemplación y su invitación al vacío.
Al inicio del parque se encuentra la estatua-homenaje a Pedro Romero, considerado como el inventor del toreo moderno y miembro de una dinastía de ilustres toreros, se le conocía como “El Infalible” dada su destreza. Su fama hizo que fuese retratado por el mismísimo Goya. Y hablando de Goya, junto a la estatua de pedro Romero se encuentra la de la dama goyesca. Vestida a la usanza con el traje inspirado en sus pinturas , traje que se vestía en el Madrid de la época. Siguiendo con Goya y a colación de la mano de Santa Teresa, decir también que cuando fue exhumado para trasladarlo a España desde Francia,donde murió, encontraron que al cuerpo le faltaba la cabeza. Aún sigue siendo un misterio el destino de la misma.
Cerca de La Alameda, la plaza de toros , tan ligada, como el mundo del toro, a la historia reciente de Ronda. Todo magnificado porque este mundo atrajo a dos personajes tan importantes como Hemingway, premio Nobel de Literatura y Orson Welles, ese genio del cine que con veinticuatro años dramatizó en un programa de radio “La guerra de los mundos” y asustó a un gran número de americanos que pensaron que en realidad nos invadían los extraterrestres. A partir de ahí, Hollywood le ofrece un contrato para hacer lo que quisiese y realiza una de las películas más importantes de la historia de cine “Ciudadano Kane”, película que le valió su “destierro” americano, su llegada a Europa y su fascinación por España y los toros. Sus cenizas descansan en Ronda. Ambos hoy, siguen siendo dos de los mejores embajadores universales rondeños.
Seguimos caminando en agradable paseo siempre, hasta el mirador de Aldehuela para admirar el Puente Nuevo en una vista que se convierte por sí sola en un espectáculo. El puente une la Ronda antigua y moderna , salvando una altura de más de cien metros. En sus dependencias, en otros tiempos, fue prisión. Contemplamos también El Palacio del Moro y sus impresionantes jardines aterrazados. Interesante historia de la Mina del Agua y sus escalones que fue un enclave estratégico en la reconquista de la ciudad. Mientras admiramos este paisaje de emociones varias, de exquisitos placeres sensuales, nos ameniza la parada un elegante dúo de guitarristas con una música tenue, suave, que suena como no queriendo alterar el orden y equilibrio de la impresionante naturaleza y de la acción hercúlea de la mano del hombre.
Callejas y rincones nos acompañan hacia la Iglesia Virgen de la Paz, patrona de Ronda. A destacar un retablo barroco, la imagen de La Virgen “Milagrosa” y el “cicerone” encargado de darnos las explicaciones pertinentes con su estilo particular, pareciera más un “charlatán” con su monótono monólogo, exhaustivo, pero frío y poco convincente. Consecuencias de la rutina. A destacar también en la iglesia una imagen de Mariano Benlliure gran imaginero y escultor del XIX y principios de siglo pasado. En Granada se puede admirar su obra, suyo es el monumento escultórico de Isabel la Católica y Colón. Preside la entrada a la iglesia Virgen de la Paz , ocupando un lugar importante de la pequeña y acogedora plaza, la estatua de Fray Diego José de Cádiz. Fue éste un fraile capuchino del XVIII que dedicado a la prédica cobró fama de gran orador. Estas órdenes predicantes desarrollaban de forma muy estudiada hasta la puesta en escena para que el sermón tuviese el efecto deseado. Eran prédicas temerosas de Dios que buscaban una especie de catarsis colectiva, al final el sermoneado terminaba, casi, arrepintiéndose de arrepentirse, pues no le quedaba nada más sobre lo que mostrar arrepentimiento. Era, pues, este fraile histriónico en sus modales pero muy eficaz en sus intenciones. Menudo sermón hubiese montado viendo la iglesia convertida en bazar de la suerte con la venta de lotería. ¡ Ay, esa vocación de “rico” tan colectiva! ¡ Esa veneración al oro del becerro!
Ya, hacia la Plaza Mayor, la mañana avanza. Es esta plaza sede del ayuntamiento y de la Colegiata Santa María La Mayor, parece por su arquitectura más plaza castellana que andaluza. Los toros tienen la culpa. La adaptación de los edificios a las primitivas corridas de toros, incluida la Iglesia, de ahí su curiosidad.
Nos dirigimos al museo de Lara. Museo particular en las dos acepciones del término. En sus distintas dependencias se pueden observar los objetos más variados y curiosos. Desde relojes, armas, artilugios de la Inquisición, instrumentos musicales...interesante.
Las máquinas del tiempo marcan la una y media y el reloj biológico avisa ya de la necesidad de un alto, de un merecido descanso. Miro y admiro la lucha contra la naturaleza de algunas de nuestras mujeres. Carmen y María caminan sin avanzar con una voluntad inquebrantable, quieren seguir estando y quieren seguir siendo, van, lentas , apoyadas en mi compañera Conchi, ellas sienten que aún van, y no es poco. Callejas, rincones nos siguen invitando a la contemplación, al recreo. Admiramos los balcones de rejas rondeñas, defensa del bandolerismo tan arraigado y fecundo en el siglo XIX por estas tierras escarpadas, de serranías que facilitaban el escondite y la huida fácil cuando los perseguían los Migueletes. Bandoleros idealizados por el Romanticismo y por el cine, por esa tendencia, casi natural, que nos coloca junto al débil, junto al que desafiaba a una autoridad injusta. Quizás los balcones totalmente enrejados responden más a una necesidad de seguridad , que a proteger el rapto romántico por parte del bandido apuesto. Aunque hoy, siga resultando más atractivo lo segundo.
Al fin, hora de la comida, de reponer fuerzas, del merecido descanso, de la confraternización total en torno a unas viandas que resultaron del agrado de todos. ¡Cómo calma, cómo templa el ánimo y el ánima esta tertulia amena, esta tranquilidad, este casi sopor en el que se precibe de nuevo la algarabía infantil!¡Felicidad de niños eternos!
Tras la pausada comida , sólo nos queda la visita al Palacio de Mondragón, palacete de estilo mudéjar-renacentista, de patios armoniosos y agradables y que en sus estancias alberga el museo municipal.
Se acerca la hora del regreso. Despacio deshacemos lo andado para regresar al punto de partida. Lentamente terminamos de saborear estas calles de caricia continua mientras hacemos balance de este día magnífico, de esta Ronda hospitalaria y pulcra, de esta Ronda de empedrados que parecen mantenidos para frenar el vértigo y las prisas de los tiempos que corren , de esta Ronda que:
¡Cómo te invita al paseo,
cómo te invita a la calma!
¡Cómo te conquista el alma
su estudiado devaneo!
¡Cómo te abrazan sus calles,
qué susurrar de rincones!
¡Qué misterio en sus balcones
con sus leyendas sin fin,
conquistando corazones
de este Valle de Lecrín!
Ya, mi querido lector o lectora que será lo más probable, felicitarte si has llegado hasta aquí, y darte las gracias, pues a veces pienso que esta tarea de poner palabras complementando a las imágenes es tarea yerma, dado el poder de estas últimas y máxime si de ellas somos protagonistas Se podrá decir aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”, tengo mis dudas, más cuando hasta para construir la famosa frase necesito siete palabras como siete soles, en fin... Estamos de nuevo en la Iglesia de las Carmelitas para montar en los autocares. Quiero acabar el relato primero dándoos las gracias a todos por vuestro comportamiento y comprensión, y en segundo lugar recogiendo unos versos de Santa Teresa que aparecen escritos en un lateral de dicha iglesia y que para todos son, creo, una lección vital .
Nada te turbe,
nada te espante.
Todo se pasa (...)
La paciencia
todo lo alcanza(...)
Clic en la imagen para ver el álbum de fotos de Ronda
Magnífico. Profe ...Eres un artista.
ResponderEliminarEs muy interesante todo
ResponderEliminartengo que leer un par de veces mas para tener una opinion.
ResponderEliminarME GUSTO EL VIAJE
ResponderEliminarMucha gente a ido a la excursion y creo que se lo han pasado bastante bien viendo cosas diferentes.
ResponderEliminarbuen texto una lectura interesante
ResponderEliminarBonito viaje unas fotos muy bonitas
ResponderEliminarEl testo esta muy bien explicado y redactado como si estuviera ene mismo Ronda
ResponderEliminarProfe ..Juan!! bonita foto de portada...tanto como la que la hizo ..y a Don Mariano.... Magnífico.....
ResponderEliminarUn viaje muy bonito, enseñando la cultura de nuestra tierra.
ResponderEliminarun texto muy bien explicado, pero meló e perdido otro come lo pierdo
ResponderEliminarDon Mariano un maravilloso texto, todo el viaje muy bien en compañía de todas nuestras compañeras
ResponderEliminarEN total todo bien con los maestros con las alumnas, siempre sale todo bien necesitamos otro viaje y que DON MARIANO nos haga otro texto
ResponderEliminar6 NOBIEMBRE 2019
Eliminar